India incorpora la guindilla a su arsenal
La vanguardia 26-11-2010
HISTORIAS DEL MUNDO
El ejército indio es el primero del mundo que utiliza granadas de humo repletas de chiles nagas, los más picantes que existen, para terror de cualquier enemigo
JORDI JOAN BAÑOS - Nueva Delhi Corresponsal El arsenal indio dispone desde este otoño de un arma temible. Una rabiosa aplicación de I+ D de la que no dispone ningún otro ejército y que hará temblar a sus enemigos. O cuando menos, les provocará sudores, escozor en los ojos y hasta ardor de estómago. Se trata ni más ni menos que de las granadas de humo cargadas de guindilla. Más exactamente, de chiles de Nagaland, un pequeño y revoltoso estado del nordeste de India. Yes que los chiles nagas son los más picantes del mundo con una enorme diferencia. Un millón de unidades Scoville, lo que supone casi el doble que el chile mexicano, que ocupa la segunda posición. Son guindillas coloradas, de tamaño algo mayor al de un dátil. Y muy, muy fuertes. La Organización para la Investigación y el Desarrollo de la Defensa, un organismo oficial indio, llevaba algunos años investigando el potencial ofensivo de las semillas trituradas de guindillas nagas. Auténtica pólvora. Este mismo año se inició la producción y distribución de las primeras granadas de humo. Hace un par de meses, cuando se produjo una escalada de manifestaciones en el valle de Cachemira - la intifada india-empezaron a utilizarse. Según la contrainsurgencia india, con óptimos resultados. Las granadas son de plástico blanco, que se derrite al estallar, de manera que no pueden ser devueltas contra los antidisturbios, como era habitual. Asimismo los defensores de las granadas de guindilla las consideran un instrumento óptimo para desalojar a terroristas, insurgentes o alborotadores atrincherados en lugares cerrados o en situaciones con rehenes. Tiene el futuro asegurado. El ejército considera que India debe estar preparada para afrontar cada vez más conflictos de baja intensidad en las próximas décadas. A menudo - les falta añadir-con segmentos de su propia población, como las guerrillas maoístas. Ypara la guerra asimétrica, una democracia debe desarrollar armas no letales. Un ejército gandhiano, vaya. Por todo ello, India - que ha visto como Occidente le negaba hasta ahora tecnología punta-está desarrollando esta gama de industria bélica, para nada sosa, ya que además de las guindillas incluye unas graciosas pistolas paralizantes y unos zapatones antiminas de tres kilos. Estudia, además, incorporar el chile naga en la dieta de los soldados apostados en los glaciares del Himalaya, para aumentar su temperatura corporal. Aunque deberán andarse con ojo. A diferencia de una guindilla habitual, no sólo la semilla es irritante. Hasta tocar la superficie de esta especie de pimiento escuece de inmediato. "Ysi por descuido te tocas las fosas nasales o los ojos, ya puedes echar a correr", asegura Eunice, naga que trabaja en una ONG y que ha aprovechado una boda en su estado para regresar cargada de la inevitable carne de cerdo ahumada, la soja y el pescado fermentados y, cómo no, un buen frasco de chiles nagas en aceite. Algo que atenúa su ardor. Lo del ardor lo saben bien en Asam, donde para protegerse de los elefantes salvajes acordonan campamentos y pueblos con cuerdas untadas de pasta de raja mirchi (rey de la pimienta), el otro nombre que recibe la guindilla naga. Aunque también hay quien la llama bhut jolokia (pimiento fantasma o de Bután, según las versiones). Un kilo vale doce euros, una bonita suma en India. Y si alguien creía que la prohibición de que los hombres extranjeros viajen solos a Nagaland era debida a la mítica belleza de sus mujeres, ahora sabemos que obedece a razones estratégicas de un orden más profundo. Allí se cultiva el uranio rojo del ejército indio. Que además es biodegradable. A un servidor, que se creía acostumbrado al picante, se le han saltado las lágrimas con un pedazo sin semilla del tamaño de una uña (en aceite). La boca entera, los labios, la lengua, el paladar, todo arde durante varios minutos, sin que vasos y vasos de agua fría y cucharadas y cucharadas de arroz blanco sirvan de mucho. "Pues hay nagas capaces de comerse hasta dos guindillas enteras, como mi hermana Lima", asegura Aren, amiga de la anterior. "No para de quejarse y relamerse hasta que apura el plato". Y lo que no saben los desprevenidos ejércitos enemigos es que, encima, estas guindillas pican dos veces.
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